El valor de subir la persiana
- apeveeditor
- 7 nov
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JOSÉ SÁNCHEZ LOBATO
Concejal de Comercio de Boadilla del Monte
Cada mañana, cuando un comerciante local levanta la persiana, no solo abre una tienda. Abre una historia. La suya. La de su familia. La de su pueblo.
Y lo hace con la misma mezcla de ilusión, responsabilidad y, muchas veces, preocupación. Porque subir la persiana también es cargar con la incertidumbre de llegar a fin de mes, de cumplir con pagos, proveedores, impuestos y obligaciones… y luego ya, si sobra, vivir.

Desde las administraciones debemos ser plenamente conscientes de esa realidad.
A veces, sin pretenderlo, tomamos decisiones o aprobamos normativas sin medir del todo su impacto en quienes cada día arriesgan para mantener su negocio abierto. Y eso exige sensibilidad, empatía y equilibrio.
Detrás de cada licencia, cada tasa o cada regulación, hay personas que luchan por sostener su modo de vida, por crear empleo y por mantener viva la economía local.
El comercio de proximidad no es un negocio más: es parte del alma de la ciudad. Es conocimiento, trato humano, confianza. Es esa conversación entre el mostrador y el cliente que ningún algoritmo puede sustituir.
Detrás de cada mostrador hay alguien que sabe lo que vende, que cuida el detalle, que asesora con profesionalidad. Y la gente lo sabe.
Porque la gente no es tonta: valora el conocimiento, la cercanía y la confianza por encima del precio más bajo.
Claro que cuesta. Claro que hay días que pesan. Pero también hay orgullo. Orgullo de ver cómo el esfuerzo da frutos, cómo los vecinos confían, cómo el boca a boca sigue siendo la mejor red social del mundo.
El futuro no se espera, se construye.
Los comerciantes locales no pueden limitarse a resistir: deben adaptarse, mostrarse, creérselo. Comunicar lo que hacen bien, conectar con las nuevas generaciones, seguir siendo el corazón del municipio.
Porque el comercio local no necesita que lo salven.
Solo necesita creérselo.
Y, al final, el león es el rey de la selva… porque se lo cree.



