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Goya en Velada

  • apeveeditor
  • hace 4 días
  • 5 Min. de lectura

RAFAEL CORDERO AVILÉS


En estos días entrañables que preceden con ilusión a la Navidad que tradicionalmente denominamos adviento, se cumplen ya dos años,- cielos cómo pasa el tiempo- , desde que llegué a mi nueva casa en el campo talaverano, y el nombre de Velada, entró en mi vida con una intensidad y una variedad de nuevas impresiones y sensaciones que llenaron mi existencia de urbanita, de renovados estímulos. Muchos de ellos, como consecuencia de la verdadera inmersión en la naturaleza que suponía tal traslado y que en algunos aspectos, me sorprendió enormemente, ya que no esperaba encontrarme, en lo que yo creía era pleno secarral toledano; unas tierras de la riqueza natural y de la feracidad con que quedé deslumbrado, a partir del día de mi “toma de posesión”. Una impresión que se ha ido incrementando y por descontado confirmando con el tiempo, desde que pisé por vez primera las tranquilas calles de este pueblo toledano de alrededor de tres mil almas del que apenas unos meses antes, ni siquiera había oído hablar.


Iglesia de San Bernardino de Siena
Iglesia de San Bernardino de Siena

Me encontré con una antigua Villa, fundada en el siglo XIV por caballeros castellanos procedentes de Ávila, presidida por un recio campanario del mismo tiempo y que se yergue sobre una construcción de granito y sillería que alberga a la Iglesia de San Bernardino de Siena. Un más que notable monumento, situado en una posición dominante y que tiene anexo su propio Camposanto. En cualquiera época del año podemos ver y oir desde nuestros balcones el crotorar de las alrededor de una decena de cigüeñas que anidan fiel y firmemente sobre el tejado de su torre. Cuenta también la Iglesia de San Bernardino en su interior con un interesante techo artesonado en madera que fue originalmente erigido por artesanos mudéjares en estas tierras entonces fronterizas entre moros y cristianos y con algunas interesantes tallas de La Virgen, Cristo yaciente y hasta algún San Antonio de Padua, lo que no resulta extraño, tratándose de un templo franciscano.

Palacio de Velada (hacia 1800)
Palacio de Velada (hacia 1800)

Completan esta pequeña pero notable relación, el Convento de los Franciscanos “San Antonio de Padua” y el Palacio de los marqueses de Velada. El primero construido entre el siglo XVI y principios del XVII, a instancias de Doña Juana (Enríquez) de Toledo, madre del segundo marqués de Velada, D. Gómez Dávila Toledo.

Ambos situados uno junto al otro a un lado de la principal avenida de la población, llamada hoy de Extremadura y orientada de Este a Oeste, en cuyo extremo se hayan las dos construcciones; cuyo estado de conservación es muy dispar. Ya que mientras el Convento e Iglesia de la Orden Franciscana, se encuentran en un estado de razonable conservación, y albergan incluso el Museo Manuel Aznar; en el antiguo Palacio, se aprecian considerables signos de abandono y de ruina con numerosos lienzos de sus gruesos muros y techumbres, hundidos.


El Palacio de Velada en la actualidad
El Palacio de Velada en la actualidad

El Palacio fue erigido por el marqués de Astorga, en el siglo XVI y fue en el siglo XVIII cuando sus propietarios de entonces, los condes de Altamira, se lo cedieron como residencia provisional al Infante D. Luís Antonio de Borbón, hermano del Rey Carlos III y a su esposa Doña María Teresa de Vallabriga, mientras estos se hacían su nueva residencia. Y es aquí donde el sendero de nuestro relato, llega por fin a la intersección con la figura histórica del gran pintor universal español D. Francisco de Goya y Lucientes.

Resultó ser el referido Infante Don Luís hombre de gran cultura y erudición que mantuvo cordiales relaciones con muchos de los artistas, músicos e intelectuales más destacados de su tiempo; y entre ellos, el “genial sordo” de Fuendetodos del que se cuenta que invitado a visitarle allí por Don Luís, llegó incluso a pintar alguno de sus cuadros.


Francisco de Goya
Francisco de Goya

Sobre la presencia del maestro Goya en tierras de Velada, se hace eco en un poema titulado “El Palacio de Velada”, el erudito y académico José María Gómez Gómez, en un magnifico volumen, titulado Velada y su historia, editado por el Ayuntamiento de la localidad que nos fue obsequiado y dedicado en su día, por su actual alcalde, D. José Luís Cebadera.

Dicen así, estos versos que se publican en la página 86 y cuya autoría no consta, aunque bien podrían haber salido de la pluma del propio José María Gómez.


Aquí Don Luís, el desterrado Infante

Con la caza mayor se solazaba,

Mientras Goya, pintor exuberante,

Con amor su familia retrataba.


Otros huéspedes de honor fueron el compositor y músico Luigi Boccherini y el genial jardinero y paisajista Sabatini, creador de los jardines anexos al Palacio Real de Madrid. Hasta el mismo Godoy valido de Carlos IV, llegó a albergarse en el Palacio e incluso el monarca antes referido, hizo escala allí, en 1803. La fama alcanzada por los propietarios del Palacio, los Dávila Gómez, desde su fundación en el Siglo XVI, no hizo más que incrementarse con sus sucesores que fueron acumulando honores y títulos, como el marquesado de Astorga y la Grandeza de España.

Un esplendor al que no vivió ajena la propia Villa de Velada que vio crecer paulatinamente su población e importancia.

A lo largo de su dilatada historia, el Palacio pasó por distintas peripecias y propietarios. Durante la guerra civil, tras pasar Velada y la propia Talavera de la Reina, a manos de los alzados, el Palacio fue convertido en cuartel de las milicias falangistas.

Hace poco más de una década, tras años de abandono por parte de las autoridades y de sus propietarios, el Palacio sufrió un gran deterioro que lo convirtió en un montón de ruinas.

Surgió entonces un proyecto de rehabilitación y recuperación, que no prosperó, para convertir el antiguo Palacio en un Hotel de lujo y museo, para albergar sus numerosos tesoros arquitectónicos. Como su sala de azulejería talaverana que ante la tesitura de ruina inminente, fue completamente desmontada y trasladada hasta el Museo Ruíz de Luna, en Talavera de la Reina.

Hoy ambos edificios permanecen silenciosos a un lado del antiguo camino de Extremadura conscientes en sus silencios, de su antiguo esplendor y su grandeza de antaño en esta Villa de Velada, ha vuelto a ser nombrada por ser el lugar de nacimiento de un más que notable futbolista, el guardameta del Atlético de Madrid, Abel Resino, al que le dedicaron una calle.


Rafael Cordero
Rafael Cordero

Uno, que llegó hace dos años ahora, en el mes de Diciembre, con la Navidad llamando a las puertas, no puedo dejar de sorprenderme por esta nueva coincidencia en el espacio sino en el tiempo con Don Francisco de Goya, que debió de conocer la Iglesia de San Pedro Apóstol y los conventos y las fincas de recreo que la Corte y la aristocracia madrileña, y algún ilustrado como Ramón de Mesoneros Romanos, tuvieron en Buenavista, por entre cuyos inmensos e inabarcables campos de trigo, discurrieron mis primeros años escolares, en las Escolapias Carabanchel Alto. Cuando llegué en aquel diciembre a mi nueva casa, en aquel pueblo del que desconocía absolutamente todo; encontré colgados de las paredes del pasillo situado en la planta de arriba de mi cigarral toledano, cuatro reproducciones de algunos de los más conocidos grabados de Francisco de Goya, como Volaverunt o el inolvidable “El sueño de la Razón produce monstruos”. Fue como un llamado silencioso del autor al que tuve oportunidad de evocar también dos antes, durante mi estancia en Burdeos, la ciudad de su exilio, Y de repente, todo cobró sentido y comprendí lo cerca que me siento del Maestro Goya, de sus fantasmas y agudos pensamientos, más de dos siglos después.



*Rafael Cordero Avilés es periodista y escritor. Doctor en Periodismo por la UCM y miembro de la Junta directiva de APEVE.


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