La lista de Doñoro: una historia de sacrificio y esperanza
- apeveeditor
- 18 nov
- 3 Min. de lectura
HOGAR NAZARET
En esta preciosa y emotiva entrevista en Hoy es el día con Javier Algarra en Telemadrid, nos permitimos convertir sus bellas palabras en un relato. Javier Algarra hace una comparación de La Lista de Schindler con la Lista de Doñoro. Ambos hicieron proezas impresionantes por cientos de personas. Hoy, el padre Ignacio María, sigue ese trabajo en el Amazonas peruano.

Seguro que todos ustedes han visto La lista de Schindler, esa magnífica película de Steven Spielberg que nos narra la hazaña de Óscar Schindler, un empresario industrial alemán, miembro del Partido Nazi, que llega a Cracovia durante la Segunda Guerra Mundial con intención de hacer fortuna, ajeno al drama de los judíos que están siendo exterminados por los nazis.
Será la visión de una niña que viste un abrigo de color rojo la que le abrirá los ojos ante la tragedia. Al ver el cuerpo de la pequeña apilado junto a otros cadáveres, eso cambiará su vida.

A partir de ese momento Óscar Schindler dedicará su vida y toda su fortuna a tratar de salvar al mayor número de judíos que le sea posible del horror del Holocausto. Su contable, un judío llamado Itzak Stern, elaborará la lista con los nombres de todos los rescatados: una lista cuyos márgenes marcan la línea entre la vida y la muerte.
Es este personaje quien, en la película, pronuncia una frase del Talmud: “Quien salva una vida salva al mundo entero”.
Hoy les vamos a hablar de otra lista cuyos márgenes también marcan la línea entre la vida y la muerte: se trata de la lista de Doñoro, un sacerdote, capellán castrense, que dedica su vida a rescatar niños de la pobreza, de la trata, del tráfico de órganos, del sida y de la exclusión.
El padre Ignacio María Doñoro de los Ríos también tuvo una visión. No fue una niña que vestía un abrigo rojo, sino un adolescente llamado Manuel. Les cuento su historia.
Manuel era un niño de 14 años que vivía en las montañas de Panchimalco, en El Salvador. Sufría una parálisis parcial de su cuerpo, lo que suponía un serio problema para su familia, que apenas tenía dinero para alimentar a otras cuatro hijas.
Así que sus padres decidieron venderlo a unos traficantes de órganos.
Él se resignó a morir para salvar a sus hermanas con esos 25 dólares que cobrarían por entregarle para ser utilizado como un cuerpo del que extraer órganos que serían vendidos en el mercado negro.
El padre Ignacio María, capellán militar, estaba destinado en esa zona en una misión especial junto a la Policía Nacional. Ahí le llamó la atención un muchacho y preguntó a las monjas por él. Ellas, temerosas, le dijeron que no podían hablar de él por cuestiones de seguridad.
Pero el sacerdote averiguó que había sido vendido por sus padres por 25 dólares a una mafia que traficaba con niños. Era Manuel.
El rescate de niños y niñas
Decidió actuar: se vistió con una camiseta sucia, se dejó barba de una semana y, haciéndose pasar por traficante de órganos, ofreció un dólar más para comprarlo y se lo llevó. Le metió de un empujón en una camioneta y salió huyendo a toda prisa, antes de que los verdaderos contrabandistas descubriesen el engaño y les persiguieran para matarles.
Le sacó de la selva, le llevó a una clínica en El Salvador, en la capital. El sacerdote pasó mucho miedo, pero miró a los ojos al muchacho y le dijo:
“Manuel, yo estoy dispuesto a dar mi vida por ti.”
En ese instante supo que ese gesto iba a cambiar su futuro.
Una vida consagrada a rescatar niños
De eso hace 30 años, y desde entonces está amenazado por las mafias que trafican con órganos. Desde ese momento, el padre Doñoro consagró su vida a salvar niños, a rescatarles de la pobreza, el hambre, la esclavitud o la venta. A día de hoy, más de 2.500 niños han sido rescatados.
En 2011 el padre Doñoro fundó Hogar Nazaret, en la región de San Martín, en lo más profundo de la Amazonía peruana. Es donde acoge a niños y adolescentes que proceden de la más extrema pobreza moral, emocional y material.



